sábado, 23 de mayo de 2009

Mujeres que escriben diarios

En este momento de nuestras vidas cualquier cosa que ayude a reducir el estres y a despejar la mente es bienvenido. Especialmente a mi. Porque mi querido esposo parece ir por la vida con su alegría imbatible, inmutable e inmune al estres y sobre todo a MI estres. Pero yo necesito despejarme y sobre todo estar sin niños de vez en cuando. Pero más importante aún, necesito no sentirme culpable cuando estoy sin mis hijos en una actividad exclusivamente para mi.

Una de esas actividades fue ir a la peluquería a hacerme las manos y los pies. Absolutamente innecesario porque a la tercera lavada de platos y a la primera fregada del baño mis uñas ya son historia. Pero justamente por eso, entra en la categoría de "despejante de mente". Pues en eso estaba, en la peluqueria leyendo Cosmopolitan (otra de las "despejante de mente") cuando me entere de que las mujeres que escriben diarios "visitan menos las consultas, no sólo de psicólogos y psiquiatras, sino de otros médicos. Al parecer, su sistema inmunológico es más fuerte y poseen más linfocitos T, los encargados de luchar contra virus y bacterias".

Así que este blog, y ustedes que lo leen, cumple una función social. Digamos que ayudan a mitigar el daño que mi estres le puede hacer a los que me rodean… No me quiero imaginar lo que hubiera sido en este primer mes y medio de trámites y ajustes sin ustedes.

La otra actividad que he empezado a practicar en serio recientemente es el ejercicio. Y aquí tengo que decir "¡¡¡Gracias Anabell!!!" Mi amiga Anabell fue la que me metió en eso de la corredera matutina, pero no en la de levantarse, dar desayuno y vestir a los niños para salir para el colegio, el trabajo y demás, sino la corredera en el parque de Key Biscayne con el entrenador Yuri, después de que los niños estaban debidamente depositados en sus colegios. Cuando me fui de KB, Yuri me insistió mucho en que no dejara de entrenar, al parecer había hecho muchos progresos.

Pero mi amiga Anabell fue mas allá y me regaló una pulsera para que no me la quitara nunca y me sirviera de recordatorio de mi nueva religión. Pues después de mes y medio de mudada a Barcelona, con los trámites burocráticos cumplidos, comencé a profesar de nuevo. Llevo 5 días saliendo tempranito (ver foto de espectacular amanecer en el puerto de Barcelona) a hacer ejercicio y la verdad es que mi cuerpo, a pesar del par de kilos que me he metido (¿cómo se puede engordar con tanta caminadera en esta ciudad? me pregunto yo) pareciera recordar el régimen de ejercicio mayamero. He trotado sin problemas, aumentando el tiempo cada vez. Me siento tan bien que puede que me anime a acompañar a José en una aventura muy loca: correr un maraton el 25 de octubre en Castilla-La Mancha. ¿Correr? Bueno, digamos que con estar ahí y tomarme la foto con el número, me doy por satisfecha. Si lo logro terminar, así sea a las 6 horas, celebraré como loca. Y seguro que todavía tendré puesta mi pulserita.

Mi esposo tiene un nuevo proyecto: rebajar 21 kilos y correr 42 kms en 180 días. Algo así como la vuelta al mundo, pero en kilos y kilómetros. El hecho es que se inscribió en este maratón y esta entrenando muy en serio y con mucha consciencia de lo que puede hacer y al ritmo que lo puede hacer. Si les da curiosidad pueden chequear su blog (por supuesto, no se podía quedar atrás en esto de la blogósfera) que es muy bueno y muy divertido (¿podía ser de otra manera tratándose de José Baig?): www.21kg42km.blogspot.com