jueves, 17 de septiembre de 2009

Tengo otra pareja

Tengo una nueva pareja… y también se llama José. Bueno, Josep (se lee yusep).

Pues es mi nueva pareja linguística, asignada por el Consorci per a la Normalització Linguística de la Generalitat de Catalunya.





El programa "Voluntariat per la llengua" (creo que en Venezuela no se le hubiera puesto ese nombre a ningún programa…), es un programa de voluntarios que dedican su tiempo a conversar con personas que, como yo, tienen conocimientos básicos de catalán y desean practicar en un entorno real. Podrá tener sus detractores y puede que no funcione a las mil maravillas, pero yo no tengo ninguna queja. Por el contrario estoy encantada.

Cuando mi profesora de catalán me preguntó si quería inscribirme, yo respondí que sí con entusiasmo, pero dudaba de si podría mantener una conversación de una hora seguida en catalán. Igual, ella me dijo que no esperara que me contactaran inmediatamente, que podían pasar unos meses antes de que procesaran mi solicitud y antes de que consiguieran a una persona que se ajustara a mi disponibilidad y le viniera bien mi ubicación. Así que yo me confié en que tenía un tiempo más para mejorar mi catalán.

Pero cuál no es mi sorpresa cuando una semana después de terminado el curso B2, recibo un e-mail del Programa anunciándome que tenían una pareja para mí. Me daban su nombre y su teléfono y me recomendaban que esperara unos días antes de llamarlo para asegurarme de que él también hubiera recibido la información.

A la mañana siguiente, sola con los tres niños, entre leche derramada, gritos y llantos y apurada porque teníamos una cita con la nueva profesora de Yolanda, me llamó Josep. Me agarró completamente fuera de base. Fue muy amable pero algo seco, como muy ejecutivo (si, recibí la información, nos vemos esta tarde a las 7pm en la estación de metro de Poblenou). A mi no me salía el catalán. Dije cualquier cosa. Me sentí como una tonta y pasé todo el día pensando en que el pobre señor estaría arrepentido de haberse metido en esto. Seguramente estaría pensando algo como: "Esta no habla nada, ¿cómo se supone que vamos a conversar durante una hora?"

Pues cuando llegué a la estación de metro me puse a buscar un señor mayor. Aunque su voz no sonaba como de persona mayor, yo tenía la idea de que las personas que eran voluntarias eran jubiladas. Y estaba a punto de acercarme a un señor muy mayor que estaba como esperando a alguien junto a la salida del metro cuando sonó mi celular (o mi móvil, como dicen aqui) y era Josep que se acercaba justo detrás del señor al que yo me iba a acercar. Pues de viejo, nada. No será mucho mayor que yo. O sea, un joven adulto…

No diré que fue amor a primera vista , pero nos caímos bien desde el primer momento y mi catalán, básico como es, fluyó relativamente bien.

Resulta que una de las primeras cosas que hizo Josep fue… disculparse por su catalán! Según él, era poco académico, de la calle, y como tal, contaminado por el castellano.

El asunto es que en los tiempos de Franco, estaba prohibido el catalán. En las casas catalanas se hablaba el catalán, por supuesto, como resistencia orgullosa al dictador, pero no se enseñaba catalán en las escuelas ni se permitía la edición de libros en catalán. Por lo tanto, nada de gramática catalana. Cuando los niños de la época franquista crecen y el catalán vuelve a la vida pública, se encuentran con que no saben escribirlo y les cuesta mucho leerlo. Y tengo que acotar aquí que el catalán no es nada fácil de escribir…

Pues Josep tuvo que estudiar catalán después de viejo para poder seguirle el trote a sus hijos que lo corregían a cada rato. Aun así todavía dice la hora como se dice en español. Lo dice en catalán, pero como se dice en español. Y es que en catalán no se dice las ocho y media, por ejemplo. Sino que se dice dos cuartos de nueve. Asi, decir las "vuit i mig" es formalmente incorrecto, pero informalmente aceptado.

Hasta la profesora Emilia, mi encantadora y excelente profesora del B2, tuvo que estudiar gramática catalana de joven.

Nada como empezar a conocer un país para descubrir cosas interesantes.