miércoles, 29 de abril de 2009

Que bonita vecindad, no valdrá medio centavo, pero es linda de verdad

Los que crecieron viendo El Chavo entenderán la referencia del título. Y es que mi vecindario es un poco asi. Todos se conocen y hasta hay la bruja del 71.
La verdad es que Poblenou es como un pueblito. Tiene su zapatero remendón, su costurera, el parquecito infantil donde se reunen las mamás, la tiendita de ropa en la que ganas puntos, el butanero que pasa golpeando la bombona con una cabilla a cualquier hora... Es posible que muchos barrios de Barcelona sean asi, pero éste es el que yo conozco. Cuando se trata de hacer alguna diligencia doméstica (contrario a una diligencia administrativa), vamos caminando a todos lados y ya empezamos a saludar a la gente por el camino.

Pero como nada es perfecto, apareció la bruja del 71. Nos dejaron un anónimo por debajo de la puerta. Un anónimo! Pueden creer? Nos acusaba de ser la gente más escandalosa que había conocido (por lo que parece que conocemos al autor o autora del anónimo), que habíamos logrado que pusiera en venta su apartamento y terminaba diciendo que las puertas se podían cerrar sin tirarlas... Qué tal? Todo parece indicar que es la vecina de abajo, no creen? Pero no quiero hacer acusaciones injustificadas... Claro, cuentan en la vecindad que todo el mundo en el edificio ha tenido problemas con ella. Pero eso aun no es motivo para acusar, no?
La verdad sea dicha que mi apartamento tiene un montón de puertas. Sólo en el pasillo que comunica el área social con los cuartos hay 3. Y no me refiero a las puertas de los cuartos y baños, no. En el pasillo hay tres puertas. O sea, que para ir a mi cuarto tengo que abrir y cerrar 3 puertas, sin contar la de mi cuarto (me siento como el super agente 86). Y tratamos de mantenerlas cerradas para contener el área de desastre de mis hijos. Claro Manuel las abre y las cierra y no siempre lo hace con delicadeza... casi nunca...

De todas maneras, dado el carácter anónimo de la queja, decidimos no darnos por aludidos. Mi primera reacción fue bajar con la nota en la mano para preguntarle a la señora si la había escrito ella y decirle que era una cobarde por no decirnos las cosas directamente. Eso si, también tenía intenciones de disculparme por todo el daño que le podíamos haber causado... Pero intervino la voz de la razón, o sea José, y decidimos dejarlo así.

Igual no podemos dejar de estresarnos cada vez que Manuel tira una puerta, o cuando Jorge corre gritando por toda la casa, o cuando Yolanda tira una silla al piso.

martes, 28 de abril de 2009

Mi hijo el cuatriboleao

Finalmente estuvimos listos para matricular a Manuel en el colegio. O sea, ya estábamos empadronados, ya teníamos el título de familia numerosa, las tarjetas sanitarias, los certificados de nacimiento (a falta de libro de familia que debe llegar al consulado de Miami en algún momento para que nos lo envíen a España), y ya yo tenía el NIE. Así que nos fuimos al departamento de educación y metimos la solicitud. Para mi sorpresa me dijeron que volviera en dos días para que me dijeran dónde había cupo. Para mi aún mayor sorpresa, en dos días ya teníamos colegio para Manuel. No es de los que quedan cerca de la casa porque no había cupo, así que nos toca caminar como 25 minutos o ir en metro.

Total que el jueves fuimos al colegio, lo matriculamos, pagamos la comida, los materiales y los paseos y conocimos al tutor, que es como el profesor guia. Se llama Toni y es un muchacho joven muy simpático. Cuando digo joven quiero decir que está en sus treinta...

La secretaria del colegio (que por supuesto se llama Nuria como el 80% de las mujeres catalanas) nos atendió muy bien y tenía la información de Manuel a mano (sigo sorprendiéndome). Lo que no me sorprendió fue que nos empezara a pedir documentación que nadie nos había dicho que necesitábamos, como un certificado de convivencia que emite el Ayuntamiento. Pero fue tan amable como para dejarnos matricularlo a pesar de los documentos que faltaban.

Entonces nos preguntó que cuándo queríamos que empezara y nosotros le preguntamos a Manuel. Y él dijo "mañana", o sea el viernes. Luego nos preguntó si iba a almorzar y a quedarse todo el día y nosotros volvimos a preguntarle a Manuel y él dijo "si".
Y aquí viene la explicación del título de esta entrega, y es que aquí el colegio es hasta las 5pm y la comida es del comedor del colegio. Querer empezar inmediatamente, y estar dispuesto a quedarse todo el día, así sin anestesia, me pareció admirable (claro, prefiero no pensar que puede ser simplemente que Manuel está harto de nosotros y de andar para arriba y para abajo con sus padres caminando todo el día). La secretaria se mostró sorprendida, y algunos familiares pensaron que era muy fuerte para él, pero nosotros respetamos su decisión y lo llevamos al día siguiente.

Iba todo emocionado, pero yo podía ver que también estaba un poquito aprensivo. Cuando entramos y se unió al grupo de su salón inmediatamente lo rodearon los demás niños. Y ahí si que puso carita de angustia. Nos fuimos con el corazón arrugao. Pasamos todo el día pensando en él y pendientes del teléfono por si acaso había que irlo a buscar temprano. Pero no, a las 5pm estábamos en la puerta, emocionados como si estuviéramos esperando a un novio. Y salió feliz. Toni dijo que era un muchacho muy espabilao. Manuel nos contó que todas las niñas de su salón eran lindas y nos dijo con mucho orgullo que todas le habían hablado. Qué cómo se llamaban? Una se llamaba Nuria por supuesto y tres se llamaban María.

Que orgullosa me siento de mi hijo, carajo!