jueves, 14 de mayo de 2009

Discriminación o xenofobia?

Yo pensaba que la xenofobia era una clase de discriminación, pero si consultamos el diccionario en internet (¿cuál otro se consulta hoy en dia?) wordreference.com, xenofobia es "odio u hostilidad hacia los extranjeros" y discriminación es "ideología o comportamiento social que separa y considera inferiores a las personas por su raza, clase social, sexo, religión u otros motivos ideológicos". Loque parece que uno peude ser xenófobo, pero no discriminar a alguien que viene de otro país. Aunque suene difícil de creer que si yo odio a alguien porque viene de China (por poner un ejemplo... aunque eso significaría que odio a un montón de gente) no lo voy a considerar inferior a mi o le voy a dar el mismo tratamiento y las mismas oportunidades que a alguien de mi mismo país.

Y siguiendo las reflexiones, me pregunto si juzgar a todo un grupo de gente según los estereotipos también es una forma de discriminar.

Se preguntarán a qué vienen todas estas reflexiones. Y es que en toda esta búsqueda del santo grial en la que se ha convertido la escolarización de mis hijos (exagero un poquito para aumentar el drama del relato, pero todo eso lo aprendí de mi abuelita, así que échenle la culpa a ella) nos hemos encontrado con una discriminación del immigrante un poco condescendiente. Escribo esta palabra porque no encuentro otra mejor para expresarlo, pero no estoy segura de que sea exactamente lo que quiero decir...

Antes de contar lo que hemos visto, tengo que aclarar que en ningún momento nos hemos sentido discriminados nosotros. Nunca he escuchado la palabra "sudaca" en el mes y medio que llevamos aquí. Y muy pocas veces nos preguntan la nacionalidad.
Este es el cuento. Si leyeron la entrega pasada, sabrán que Manuel empezó hace un par de semanas en un colegio un poco alejado de nuestra casa porque no había puesto en los de por acá. Como debe ser, el tutor (asi llaman al profesor del salón) nos convocó a una reunión para que le contáramos y contarnos (el tema de esa conversación será motivo de oootra entrega del blog... si algún día me pongo al día con todos los temas que quisiera tratar). Y una de las cosas que nos dijo, era que le parecía "chocante" que Manuel hubiera sido asignado a ese colegio. Nosotros no entendíamos nada, porque entre otras, no hubo otra opción (en el sistema público, claro). El asunto es que, viviendo nosotros en Poblenou, veníamos de otro nivel socioeconómico, o eso decía él. Nuestra primera reacción fue no darle importancia porque nos parecía que Manuel sólo podría beneficiarse de mezclarse con niños de diversas procedencias y que era bueno que se enterara de que había gente que vivía de manera diferente, por no decir, con menos.

Pero ese no era su enfoque. Los niños con problemas en la casa, nos dijo, no tenían el mismo rendimiento en el colegio y podían tener comportamientos agresivos con sus compañeros. Y el colegio se convierte más en un refugio que en un centro de enseñanza académica. Esa es otra vaina, pensé yo. Pero, y acaso en colegios de nivel socioeconómico más alto, no hay problemas en la casa? no hay acceso a las drogas porque hay con qué comprarlas? no hay abandono de los hijos por padres excesivamente ocupados con el trabajo u otras actividades?

Pero la cosa no se queda ahí. Unos días más tarde, estuve en la evaluación psicopedagógica de Yolanda por parte del departamento de Servicios Educativos, para poder asignarle un colegio de la zona. Cuando la evaluadora me preguntó cuáles eran mis preferencias de colegios, yo le mencioné los dos que quedaban más cerca de mi casa. "A pata'e mingo" como hubiera dicho mi papá. Y cuál no fue mi sorpresa cuando me respondió que esos colegios no tenían "buen nivel socioeconómico". ¿Y entonces?
Le conté la conversación con el tutor de Manuel y lo que me dijo fue que el colegio de Manuel estaba mejor que los dos que estaban cerca de mi casa. Asi que como decía mi padre de nuevo: "o me agarran chingo o me agarran sin nariz".

Lo que me dijo a continuación fue que fuera a la puerta del colegio a la hora de salida para que viera la clase de gente que llevaba a sus hijos y entonces podía decidir si me gustaba o no ese colegio. No tuve que hacerlo, porque he pasado por ahí muchas veces y he visto a la gente entrando y saliendo del colegio. La verdad es que he visto mucho latinoamericano y algunos chinos. A diferencia del colegio de Manuel, que aunque también hay latinoamericanos, hay mucho español con tatuajes, piercings, sin dientes, gritones, malhablados y claramente descuidados.

Bueno, esto ya va para muy largo. Cada uno que saque sus propias conclusiones (básicamente porque tengo que ir a bañar a mis hijos y no tengo tiempo de seguir escribiendo).

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