domingo, 5 de abril de 2009

Justificándome, no sé por qué...

Cuando nos mudamos de Miami para Barcelona, me sorprendió la cantidad de gente que me pidió que la mantuviera al tanto de nuestras vidas, que mandara fotos, que no nos perdiéramos.

Ya sé que eso se le dice a cualquiera que se marcha, en general nos cuesta separarnos de la gente y de las cosas cuando sentimos que es para siempre. Por eso en cada despedida la gente te pregunta "¿cuándo te vas?" Y si le dices algo así como "dentro de una semana" la respuesta es invariablemente "ah bueno, pero nos podemos volver a ver" así fuera que en el tiempo que llevábamos ahí no nos hubiéramos visto más de tres o cuatro veces. Lo digo por experiencia, porque en los últimos diez años de mi vida (que son todos los años de mi vida matrimonial) nos hemos mudado DE PAIS siete veces. A pesar del corto tiempo que hemos permanecido en cada país hemos logrado formar amistades maravillosas y resistentes a la distancia. Gracias, especialmente, a la tecnología.

Pero, a pesar de todo eso, decía que me sorprendió la cantidad de gente que me pidió que mantuviera contacto. Si hasta Ana, la maravillosa costurera Colombiana que me arregló dos prendas de ropa (en tres años, o sea, no era una de sus mejores clientas por decirlo así) me insistió mucho en que le mandara fotos cuando recogí el vestido que me ajustó dos días antes de nuestra partida.

La verdad es que estoy segura de que el mérito de todas esas demostraciones de cariño no somos tanto mi esposo José ni yo, sino los tres maravillosos hijos que tenemos, que se ganan el corazón de la gente como en dos segundos. Manuel, el mayor, tiene cuatro años y es un payasito super dulce. Yolanda tiene dos años y 9 meses y es la ternura en pasta. Y Jorge tiene 18 meses y es un pícaro gozón, tremendo y juguetón. Además se da la circunstancia de que Yolanda tiene Síndrome de Down, y eso nos da la oportunidad de interactuar con gente con una sensibilidad especial, además de que de alguna manera, influye en cómo la gente nos percibe. Pareciera que el tener a Yolanda nos hace mejor personas. No digo que lo seamos, aunque creo que somos bastante buena gente, digo que así siento que nos ve la gente en general.

Volviendo al primer punto, esta larga diatriba sirve para justificar este blog para los demás. Para poder mantenerlos al tanto de nuestra vida y de los avatares del ajuste a esta nueva vida. Para no tener que escribir muchos e-mails contando lo mismo, sino enviar la dirección de este blog. Porque me lo sugirió mi esposo adorado cuando le comenté que no sabía cómo iba a hacer para echarle los cuentos a todo el mundo sin pasar el día pegada a la computadora. En fin, para ser más eficiente con el poco tiempo que tengo disponible.

Para mi, la justificación es la misma que para los demás bloggers y escritores de diarios en cualquier formato desde que se inventó la escritura: sacar de adentro un montón de cosas que se nos atascan en la cabeza para tratar de organizarlas y entenderlas. Y hacer catarsis.

1 comentario:

  1. Hola! me encanta tu blog y me encanta que hables de Barcelona. Estoy pensando en vivir allí! Saludos!

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